La discriminación por discapacidad es el trato desigual o injusto hacia una persona o un grupo por motivos de su condición física, mental, intelectual o sensorial. La discriminación por discapacidad puede afectar negativamente a la dignidad, los derechos y las oportunidades de las personas que la sufren. La discriminación por discapacidad puede basarse en diversos factores, como el género, la edad, la raza, la etnia, la religión, la orientación sexual, entre otros. La discriminación por discapacidad es un problema social que afecta a millones de personas en el mundo y que tiene consecuencias negativas tanto para las víctimas como para la sociedad en general. La discriminación por discapacidad puede generar violencia, exclusión, pobreza, desigualdad, odio, intolerancia y violación de los derechos humanos. Por eso, es importante combatir la discriminación por discapacidad y promover el respeto, la diversidad, la inclusión y la convivencia pacífica entre todas las personas. La discriminación por discapacidad se manifiesta en situaciones como: actos de violencia o de incitación a cometer tales actos contra cualquier persona o grupo de personas, ya sea por su discapacidad o por su apariencia; impedimento o limitación del acceso a espacios públicos, servicios o beneficios a personas con base en su discapacidad o necesidades especiales; falta de respeto o reconocimiento a las capacidades, los talentos, las preferencias y los derechos de las personas con discapacidad; prácticas de segregación, marginación o infantilización de las personas con discapacidad; restricción o prohibición de la libertad de expresión, asociación o educación de las personas con discapacidad. Algunas de las causas que se esconden tras la discriminación por discapacidad son el miedo, el desconocimiento, los prejuicios, la falta de información o las circunstancias socio-económicas. Muchas investigaciones coinciden en que la principal causa de la discriminación por discapacidad es el miedo. En 1968, un estudio llevado a cabo por el psicólogo estadounidense Gordon Allport demostró que las personas que tienen una personalidad autoritaria tienden a ser más discriminatorias, ya que sienten una amenaza constante hacia su identidad y su seguridad. El desconocimiento y la falta de información hacia las personas con discapacidad también alimentan la discriminación, al generar estereotipos y prejuicios que no se basan en la realidad. Las circunstancias socio-económicas, como la pobreza, la desigualdad, la crisis o el desempleo, pueden provocar que algunas personas busquen un chivo expiatorio al que culpar de sus problemas, y lo encuentren en las personas con discapacidad. Para garantizar de manera eficaz que las personas con discapacidad puedan disfrutar plenamente de los derechos humanos, es preciso, primero, una comprensión exhaustiva de las estructuras, las políticas y los estereotipos sociales, así como de las relaciones de poder que condicionan no solo las leyes y las políticas, sino también la economía, la dinámica social y la vida familiar y comunitaria. La igualdad y la no discriminación son principios esenciales de la Carta de las Naciones Unidas, aprobada en 1945 por los dirigentes del mundo. Sin embargo, en el mundo entero millones de personas siguen padeciendo discriminación en lo tocante al disfrute de sus derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales. La igualdad de las personas con discapacidad se trabaja de manera transversal en nuestros programas. Cada uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles considera la igualdad de las personas con discapacidad. Además, hay un Objetivo específico dedicado a la reducción de las desigualdades y la promoción de sociedades pacíficas e inclusivas.
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